“Empecé corriendo de la mano de mis padres y hermanos, a los 9 años, en carreras de calle, porque mi viejo creó las categorías damas. En ese tiempo había varias exponentes, por nombrar algunas, Feliciana Nieto, Figueroa, Romero, la hija del conocido “Maidana” y Pacheco, entre otras. Eran categorías muy difíciles, aún así “campeoné” cuatro años.
Corría pruebas importantes interprovinciales, en varias provincias del país, obteniendo puestos de vanguardia, a pesar de mi corta edad. Corría distancias largas, como una de 12 Km., “Aniversario de La Rioja”, ganándole a la actual campeona Verónica Páez.
A los 14 años, tuve que distanciarme por las presiones e intereses que había en esos tiempos por parte de algunos atletas, por eso espero que esta categoría de damas se vuelva a nutrir de competidoras como antes.
Me dediqué a las pruebas combinadas porque un día en el Parque Adán Quiroga había un infanto juvenil a nivel nacional, e instaron a participar. Por eso me improvisaron una “bici” y me largué a correr, y en la mitad de la carrera me les escapé con el delirio de todo el público; le saqué casi medio circuito a competidoras que estaban corriendo habitualmente y estaban ranqueadas. A partir de ese momento me dediqué a las Pruebas Combinadas.
En el Triatlón llegué a ser Campeona Provincial, con mucho esfuerzo, tan es así que llegué a largar dos días después de una intervención quirúrgica porque sino perdía el campeonato. Venía de sangre de deportistas, mi padre y mis hermanos, todos practicaban distintas disciplinas.
En el año 1.991, nos animamos a desafiar el “Argentino” de Duatlón, porque ya me había medido con algunas triatletas y duatletas a nivel interprovincial, pero sin conocer las deportistas del centro y sur del país. Yo era la más piba que corría en ese tiempo, y cada vez que veía esos tremendos físicos esbeltos, me agarraba nervios y miedo, eran atletas como la señora del campeón Galíndez, Julieta Solano.
Arrancamos con la primera fecha del nacional en Santiago del Estero, la única provincia cercana a la nuestra. Había muchas caras conocidas, como Oscar Galíndez, Fonso de Santiago del Estero, el Chileno Bustos, entre otros. Así fue que en esa primera prueba, trajimos para la provincia los primeros laureles a ese nivel.
Ya la segunda fecha era más retirada, en la provincia del San Luis, y ahí estuvimos nomás. Con mi papá siempre íbamos a hacer el recorrido del trazado con anticipación, para tener punto de referencia. Teníamos que cruzar la pequeña “Cuestesilla del Gato” y los volcanes que existen en esa provincia. Una de las pruebas mas exigentes y que con un número cada vez mayor de participantes. Todo nos fue saliendo como la primera vez, regresamos con mucha alegría, con el triunfo, pero con un poco de miedo de no poder estar presente en la tercera fecha, que se realizaría en la ciudad de Esperanza, Santa Fe.
Teníamos que seguir con los planes de trabajo y la dedicación, porque teníamos menos plata y nadie se nos acercaba a darnos nada. Pero llegó la hora y teníamos nomás que armar los bultos y emprender el viaje para volver con el triunfo. Todo redondito, como las primeras; nos faltaba la prueba coronación.
Esta última prueba se disputaría en Buenos Aires, precisamente en el autódromo, con un despliegue espectacular y un “nivel espantoso”. El pedestrismo lo hacíamos por el trazado del circuito de autos, y la parte del ciclismo por las avenidas que rodeaban al autódromo. En esa oportunidad estuvimos con un amigo, Hugo Agüero, que era un muchacho que siempre esperaba a los coterráneos para darles una mano.
Mi padre y yo íbamos solos, no teníamos delegado, teníamos que apechugar todos los gastos y traslados solos. Lo mío fue inobjetable, porque gané todas las fechas, y obtuve el puntaje máximo y salí Campeona Nacional 1.991. Aunque el recuerdo triste fue que mi padre no figuró como el legítimo campeón. Fue hermoso subir a los podios, que eran los de las carreras de autos.
La sorpresa que tuve en ese momento, septiembre de 1.991, que los medios de entonces no reflejaron mis méritos, e incluso hubo uno que publicó una nota como si hubiera sido Campeona Nacional de “Atletismo”. Eran cosas que nos pasaban.
Me tuve que retirar por falta de apoyo, quizá en mi plenitud. Varias veces pensé en volver, porque esto me enloquece. Inclusive, hace un tiempo mi padre me compró un equipo para que volviera, pero en ese momento conseguí un trabajo y me quedé con las ganas. Ahora estoy casada con dos hijos, uno de 13 años y una nenita de 2 añitos.
Por último, deseo que la juventud practique deporte, porque es lo más sano que un ser humano puede hacer”.
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